Sorprenden al horizonte
la colección de rectángulos,
estridencias arrastradas
que anuncian poder y muerte...
y una brizna empecinada
pidiendo, tímidamente,
permiso para existir.
Antaño, en mis horizontes,
verde vivo, azul, dorado,
perfumada gemación,
algarabías de trinos
denunciaban la estación
y en algún punto del monte
piedra y savia, incorporados,
invitaban
a existir
.